miércoles, 9 de mayo de 2007

Zulos, no viviendas

Más que de minipisos o micropisos, deberíamos hablar de verdaderos zulos de 11, 16 y 18 metros cuadrados, que se han puesto a la venta en Barcelona a precios desorbitados: 82.000, 120.000 y 135.000 euros, respectivamente, por parte de inmobiliarias y particulares, que se aprovechan de quienes no disponen de dinero para adquirir o alquilar una vivienda digna porque las administraciones han fracasado en garantizar un derecho reconocido por la Constitución. Estos zulos incumplen por lo general la ley y no pueden obtener la cédula de habitabilidad, que otorga la Generalitat: los pisos construidos después del 2003 no pueden ser inferiores a los 30 metros cuadrados, aunque los anteriores a 1983 pueden ser, excepcionalmente, hasta de 15. Pero faltan inspectores que impidan que, pese a carecer de dicha autorización, se declaren como despachos o estudios y se utilicen en realidad como viviendas. Las administraciones no pueden limitarse a promover su desalojo cuando descubren esos casos; debería actuar la justicia para investigar si se ha producido una estafa a los compradores, en su mayoría jóvenes e inmigrantes. En 15 metros no se puede vivir, y menos convivir.Cuando, hace dos años, la ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo, abogó por la promoción de pisos de alquiler de entre 30 y 45 metros para jóvenes, se levantaron voces críticas y sarcásticas que pecaron de poco reflexivas. Porque una cosa son viviendas de 30 metros con un alquiler asequible que permitan a los jóvenes independizarse y utilizarlas como trampolín hacia algo mejor, y otra endeudarse de por vida por un espacio que es cualquier cosa menos un hogar.

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