Los sociólogos políticos saben bien que el nivel de participación en los procesos electorales no es inocuo, y los partidos diseñan sus campañas para tratar de acomodar la abstención a sus intereses.
Así, diversos estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas y otros basados en encuestas de opinión llevan a la conclusión de que en la participación política inciden sistemáticamente tres factores: la edad, el estado civil y la ideología. Resumiendo análisis y datos, puede afirmarse en relación con la edad que cuanto más joven es un elector, más probable es su abstención. Así, la probabilidad de que el elector se abstenga es del 18,6% en el tramo de edad ente 18 y 29 años; del 13% entre 30 y 39...; la punta de participación está entre 60 y 69 con un 4,3%, y crece levemente para edades superiores. En relación con el estado civil, se ha comprobado que la participación de los individuos casados es unos diez puntos superior a los solteros, separados o divorciados y viudos.
En lo referente a la ideología, los que declaran tener alguna son más participativos, pero el porcentaje de abstención depende del signo de las creencias. La probabilidad de que el elector vaya a votar sube un 6,4% si afirma ser de derecha o centro-derecha, porcentaje que desciende al 3,8% si se declara de centro-izquierda y al -0,1% si se declara de izquierdas. En definitiva, las posiciones entre el 1 y el 4 serían las más abstencionistas. Así por ejemplo, en el estudio 2.384 del CIS, el Centro concluye que en las elecciones generales del 2000, entre quienes se habían declarado ideológicamente próximos al PSOE hubo una abstención del 30,8%, en tanto los afines al PP tan sólo se abstuvieron en el 14,7%.
De todas estas conclusiones se desprende una regla general, que suele cumplirse: la alta participación beneficia a la izquierda y viceversa. Además, y puesto que el segmento de jóvenes es más "progresista", la izquierda consigue más participación y más votos movilizando sobre todo a los más jóvenes y, en general, a los menores de 40 años... Debe existir asimismo, una relación entre "crispación" y "tensión" políticas y participación, aunque, lógicamente, muy difícil de evaluar. En general, parecería que la crispación irrita al electorado y genera abstención...
La sociología política aplicada tiene como es un obvio un mero carácter instrumental y subsidiario. Es lógico que los partidos diseñen en parte sus campañas de seducción del electorado basándose en las opiniones de los expertos. Sin embargo, ni la política es una ciencia exacta ni podemos permitir que nos invada el populismo que resultaría de buscar en todo caso la coincidencia con lo que prefiere la opinión pública. Por lo que hay que apelar a los principios, a los valores...
Así, diversos estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas y otros basados en encuestas de opinión llevan a la conclusión de que en la participación política inciden sistemáticamente tres factores: la edad, el estado civil y la ideología. Resumiendo análisis y datos, puede afirmarse en relación con la edad que cuanto más joven es un elector, más probable es su abstención. Así, la probabilidad de que el elector se abstenga es del 18,6% en el tramo de edad ente 18 y 29 años; del 13% entre 30 y 39...; la punta de participación está entre 60 y 69 con un 4,3%, y crece levemente para edades superiores. En relación con el estado civil, se ha comprobado que la participación de los individuos casados es unos diez puntos superior a los solteros, separados o divorciados y viudos.
En lo referente a la ideología, los que declaran tener alguna son más participativos, pero el porcentaje de abstención depende del signo de las creencias. La probabilidad de que el elector vaya a votar sube un 6,4% si afirma ser de derecha o centro-derecha, porcentaje que desciende al 3,8% si se declara de centro-izquierda y al -0,1% si se declara de izquierdas. En definitiva, las posiciones entre el 1 y el 4 serían las más abstencionistas. Así por ejemplo, en el estudio 2.384 del CIS, el Centro concluye que en las elecciones generales del 2000, entre quienes se habían declarado ideológicamente próximos al PSOE hubo una abstención del 30,8%, en tanto los afines al PP tan sólo se abstuvieron en el 14,7%.
De todas estas conclusiones se desprende una regla general, que suele cumplirse: la alta participación beneficia a la izquierda y viceversa. Además, y puesto que el segmento de jóvenes es más "progresista", la izquierda consigue más participación y más votos movilizando sobre todo a los más jóvenes y, en general, a los menores de 40 años... Debe existir asimismo, una relación entre "crispación" y "tensión" políticas y participación, aunque, lógicamente, muy difícil de evaluar. En general, parecería que la crispación irrita al electorado y genera abstención...
La sociología política aplicada tiene como es un obvio un mero carácter instrumental y subsidiario. Es lógico que los partidos diseñen en parte sus campañas de seducción del electorado basándose en las opiniones de los expertos. Sin embargo, ni la política es una ciencia exacta ni podemos permitir que nos invada el populismo que resultaría de buscar en todo caso la coincidencia con lo que prefiere la opinión pública. Por lo que hay que apelar a los principios, a los valores...
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