jueves, 7 de febrero de 2008

Gallardón: 'Ha triunfado doña Cuaresma, la del gesto agrio, pero su victoria es pasajera'

Sin duda se avecinan cambios y luchas internas en el PP, si el PP pierde se desencadenará una guerra abierta entre centristas y derechistas puros y duros, si la marioneta de Aznar, Rajoy, pierde en Marzo, la lucha por el liderazgo del partido será encarnizada, todos están avidos de poder y sólo les une las ansias de suceder a Mariano. No hay dudas de que Esperanza aspira a ser presidenta algún día.

El alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, ha recibido este miércoles a la Alegre Cofradía del Entierro de la Sardina en el Patio de Cristales de la Plaza de la Villa. Durante el acto, ha pronunciado un discurso lleno de ironía, donde su ausencia de las listas electorales del PP y su relación con Aguirre están más que presentes. Este es el discurso:
"No somos nadie, y bien que nos lo recuerda la difunta sardina. ¿Qué fue de las alegrías pasadas? ¿Qué se hizo de las chirigotas y las chanzas? ¿Dónde quedan los proyectos y los sueños, cuya zozobra ni siquiera la solemnidad de este Patio de Cristales puede disimular? Se fueron en un soplo, como ceniza de miércoles.
Algunos dirán, tratando de consolarnos en este trance, que al menos la sardina ha vivido. Magro consuelo. Porque, como dijo el célebre replicante de esa obra sobre el carnaval del futuro que es Blade Runner, al final de tantas fatigas, '¿quién vive?' Ella, desde luego, no. Toda una existencia de discreción y estrechez para terminar ahora como la veis, apenas acompañada de unos pocos fieles, vosotros, alegres cofrades del Entierro de la Sardina, y yo, humilde servidor de esta Casa (Consistorial). Y que siempre tengamos que reunirnos con motivo tan triste [...]
No ha transcurrido ni una semana desde que yo mismo le cediera las llaves de la ciudad a Su Majestad Carlos IV en la Plaza de la Villa, y ya Don Carnal, ha perdido la batalla contra Doña Cuaresma. Fugacidad de la política [...]

Pero el carnaval es catarsis. Y ahora, hecha la limpieza, ventiladas las estancias del alma, satisfechas las expansiones emocionales, toca entrar en un tiempo de entereza y contemplación. Sí, amigos: ha triunfado Doña Cuaresma, la del gesto agrio y estricta conducta, y no queda más remedio que plegarse al triste designio que a los alegres y buenhumorados nos depara. Pero no os deis a la melancolía: sabemos que su victoria es pasajera, porque, en el peor de los casos, representa sólo la mitad de la vida, y dentro de un año estaremos celebrando de nuevo, junto a la rediviva sardina, nuevos días de fantasía y esplendor.
Madrid volverá a reír, porque ésta es ciudad fértil y risueña, que a diario se sacude la ceniza con su propio nervio y su quehacer incesante. Así pues, y como que hay otra vida, enterremos ya a la sardina, y con ella todas nuestras zozobras y quebrantos, que no hay mal que por bien no venga. Requiescat in pacem".

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