jueves, 17 de enero de 2008

La mala gestión de la crisis con Gallardón dispara la alarma en el PP


¿Por qué Mariano Rajoy pospone hasta la víspera de las legislativas el comunicar a Alberto Ruiz-Gallardón que no verá cumplido su deseo de tener un escaño?; ¿por qué le da la amarga noticia ante su mayor adversaria, Esperanza Aguirre?; ¿por qué no mide las consecuencias electorales que acarreará ese victimismo que, a partir de ahora y hasta el 9-M, puede exhibir el desplazado aspirante a llegar a la Moncloa? Estas eran algunas de las preguntas que, en el día de ayer y sin micrófonos por medio, se hacían aquellos dirigentes populares que analizaban, con cierto tono crítico, la resolución de un conflicto más que anunciado que terminó en crisis: Gallardón admite que se siente derrotado. Y que piensa seriamente en irse de la política. Mientras tanto, Rajoy trata de convencer a propios y a ajenos de que tras su operación política no hay presiones de los duros, sino una muestra de autoridad. Por su parte, Esperanza Aguirre aguanta el chaparrón en silencio. De momento. Y otros populares empiezan a sufrir por el peso que el efecto Gallardón pueda tener en el llamado voto de centro.
Otra cosa es lo que opina Manuel Fraga, el presidente fundador del partido y mentor de Ruiz-Gallardón: "La decisión hará perder muchos votos", auguró. Esas palabras de Fraga llegaban ayer temprano, porque al político gallego le gusta madrugar hasta para tirar de las orejas a su candidato.

No hay comentarios: