viernes, 16 de marzo de 2007

Un mundo nos espía: sistema ECHELON, o la pérdida de la privacidad

Fines de 1999. Un escándalo de espionaje entre Estados Unidos y la Unión Europea recordó la existencia de la red de monitoreo de comunicaciones más importante en el mundo: ECHELON. Informes del Parlamento Europeo consignaron la existencia de una vasta red de espionaje dirigida por el estado estadounidense, capaz de analizar cualquier tipo de comunicación en cualquier parte del mundo. Un sistema que espía no sólo a los que considera potenciales peligros para la seguridad nacional, sino a sus propios ciudadanos, y que funciona sin ningún tipo de control social, es un peligro enorme para cualquier forma de gobierno mínimamente democrática. En este artículo, queremos presentar sumariamente los rasgos más importantes de este sistema mundial de espionaje.



¿Qué es ECHELON?


La red fue creada entre Estados Unidos y Gran Bretaña durante la segunda guerra mundial. ECHELON combina diversos servicios de espionaje de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Durante mucho tiempo, la existencia de ECHELON fue mantenida en secreto y sus actividades han sido permanentemente ocultadas. Para ello, se invocaron razones de seguridad nacional: ECHELON tuvo como objetivo original "vigilar" a los gobiernos del llamado bloque socialista y a los movimientos internacionales considerados "subversivos" por los gobiernos participantes en el sistema. Sin embargo, el desmoronamiento del "enemigo externo" durante los años noventa implicó un cambio sustancial de la misión encomendada a ECHELON. Durante esa década, sus objetivos no se limitaron a la vigilancia del crimen organizado, de los movimientos revolucionarios, del "terrorismo internacional" y de los países "hostiles" que sobreviven al colapso del Este socialista (Cuba, Libia, Corea del Norte). Progresivamente, el espionaje se extendió hacia el ámbito nacional de los países participantes y hacia el dominio del espionaje comercial. El relanzamiento de las discusiones sobre ECHELON deriva, precisamente, de diversos asuntos en los que la "información privilegiada" permitió a empresas estadounidenses ganar contratos a sus competidoras europeas. Así, la existencia del espionaje internacional deja de ser un elemento de la "alianza occidental en defensa del mundo libre", para pasar a ser un factor de enfrentamiento entre las potencias dominantes.


¿Cómo funciona ECHELON?


La cuestión esencial radica en el funcionamiento de este sistema. Su principal objetivo es vigilar todas las comunicaciones que se realizan en el mundo, desarrollar un sistema capaz de interceptar los millones de comunicaciones que se realizan diariamente en el mundo.




Esquema del funcionamiento del sistema.


En el origen se sitúan todas las formas de comunicación privada: llamadas telefónicas, faxes, señales de radio, correos electrónicos y télex, entre las más comunes. Ellas constituyen la materia espiable por el sistema. La primera capa de ECHELON consiste en los medios de intercepción que captan las comunicaciones y las transmiten a los centros de tratamiento. Centralmente, ello comprende: las estaciones terrestres, los navíos (barcos y submarinos) espías y los satélites secretos ubicados a gran altura (mayor que la de los satélites civiles). El espionaje en Internet se realiza a través de empresas o instituciones estadounidenses.

Que se sepa hay once importantes estaciones terrestres de espionaje, cuyo objetivo principal son las transmisiones de los sistemas satelitales, en particular los sistemas Intelsat e Inmarsat. Otras estaciones terrestres, que operan por lo general en bases militares, se encargan de rastrear las transmisiones radiales de alta frecuencia, ligadas con comunicaciones militares. La red de satélites espías es controlada totalmente por los servicios estadounidenses. Está dedicada a interceptar las comunicaciones por microondas, por telefonía celular, electrónicas y radiales.

El siguiente nivel de ECHELON es el primer tratamiento de la información. Una vez interceptados, los mensajes son convertidos (cuando es el caso) en código binario, mediante tecnologías informáticas (reconocimiento de caracteres y de la voz, principalmente). En este nivel, podemos observar que este sistema cuenta con avances tecnológicos aún desconocidos por el gran público. Tal es el caso de los sistemas de reconocimiento de la voz, capaces de convertir en texto las conversaciones telefónicas. ECHELON cuenta incluso con un sistema llamado Voicecast, que puede establecer un patrón de voz y rastrearlo para monitorear todas las llamadas de la persona bajo "observación".
Como se dijo antes, la intercepción da como resultado una cantidad inmensurable de información. La solución aplicada por el sistema es el establecimiento de principios para discriminar las "escuchas" útiles de las desechables. Ello se concreta en programas informáticos capaces de analizar los documentos buscando ciertos patrones (palabras, nombres, sitios, códigos, numéros de teléfono, etcétera). Los llamados "Diccionarios" o compendios de "palabras clave" constituyen la base de tales programas. En ellos, los diferentes servicios de espionaje incluyen los criterios que deben ser rastreados en los mensajes interceptados. Y así, la cantidad de información por analizar se reduce drásticamente. Sólo los mensajes que contienen un término incluido en el "Diccionario" son grabados y, en ciertos casos, analizados. Hasta ese momento, todo el proceso es automatizado: la intercepción, la codificación, la búsqueda a partir de los diccionarios se realizan con dispositivos automáticos, entre los cuales destacan las computadoras de procesamiento masivo. Con los mensajes "escogidos", los analistas de ECHELON elaboran diferentes tipos de reportes: traducción y compilación de las intercepciones, clasificaciones por temas, por personas, etcétera... según el gusto del "cliente".

¿A quién espía ECHELON?

Las tareas de espionaje están claramente delimitadas en el interior de la red. En términos geográficos, las estaciones de la NSA se enfocan al continente americano; las estaciones inglesas lo hacen en Europa, África y Rusia; los australianos ayudan al espionaje en Asia septentrional (Sudeste, Pacífico Sur, Océano Índico); los servicios canadienses captan las transmisiones de Rusia, de América y de Europa del Norte, mientras que los neozelandeses tienen a su cargo el espionaje en el Pacífico Sur. Ello no da sino una idea muy general de la distribución geográfica del espionaje que realiza ECHELON, puesto que existe una gran cantidad de "estaciones" en otros países.

Como anotamos al principio, los objetivos de ECHELON han sido ampliados a partir de la caída del bloque "socialista". En términos generales, se advierten dos evoluciones fundamentales de este sistema: su privatización, simbolizada por su creciente involucramiento en el espionaje comercial, y el acentuamiento de sus rasgos represivos y de control social.
En cuanto al espionaje político, ECHELON tiene un rasgo distintivo muy importante. Su carácter internacional permite "saltarse" las prohibiciones acerca del espionaje contra connacionales. Así, un gobierno participante puede pedir a un servicio extranjero realizar el trabajo sucio y quedar a salvo de los controles parlamentarios o judiciales.
Otros casos han tenido un claro tinte político, buscando proteger -o arruinar- a personalidades de la "alta" política (Trudeau, primer ministro de Canadá; la princesa Diana de Inglaterra). Y también de seguridad nacional, como la vigilancia contra el diputado estadounidense Barnes, por sus comunicaciones con funcionarios sandinistas. Sin embargo, revelaciones de los años noventa han develado que los objetivos de los superespías son cada vez más peligrosos: en 1992, exagentes británicos declararon al London Observer que organizaciones como Amnistía Internacional, Greenpeace y Christian Aid eran monitoreadas sistemáticamente.
Finalmente, el espionaje comercial desnuda el carácter de este sistema mundial de "vigilancia". Lejos no sólo de toda noción de seguridad nacional, sino de cualquier "vínculo nacional", los casos de espionaje comercial relacionan a ECHELON con las empresas proveedoras del sistema. Ello comprende nombres muy conocidos: IBM, Lockheed, TRW, Hughes, entre las más importantes. Una evidencia de que estas prácticas han sido incorporadas a las instituciones de Estados Unidos es la creación de la Office of Intelligence Liaison, adscrita al Departamento de Comercio.
El espionaje comercial ha afectado principalmente a empresas asiáticas: a NCR en un contrato de satélites con Indonesia; a los fabricantes japoneses de autos, acerca del automóvil no contaminante; espionaje en Japón durante las negociaciones sobre el comercio de autos de lujo; espionaje durante la asamblea de la APEC en Seattle (1997), operación que arrojó, entre otras cosas, importantes contratos para la construcción de obras hidroeléctricas en Vietnam, en favor de políticos del Partido Demócrata.

Actualmente, ECHELON está en el centro de las disputas entre Estados Unidos y Europa. Ello no sólo porque el espionaje ha favorecido a las empresas estadounidenses, sino también porque en Europa, Inglaterra juega el papel de Caballo de Troya. En efecto, los casos más sonados afectaron a compañías francesas: en uno, McDonnell y Boeing vendieron aviones a Arabia Saudita, desplazando a Airbus (que es un consorcio europeo donde los intereses de Francia son dominantes); en otro, Thomson-CSF fue desplazada por Raytheon en un contrato para crear un sistema de seguridad en la Amazonia brasileña. En razón de la participación de Inglaterra en ECHELON, difícilmente las empresas inglesas serían perjudicadas por el espionaje. También se reporta espionaje de la NSA contra el sistema de correo electrónico de la Unión Europea durante las negociaciones comerciales de 1995.

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