Camps ha convertido a Cheste en la "capital del mundo de F1" y como él mismo ha dicho, es el resultado de una política que genera prosperidad y empleo para la Comunidad.
Quizás lo más lamentable de este espectáculo es que es capaz de congregar a más de 3000 personas entusiastas mientras la crisis económica y otros muchos problemas sociales no consiguen movilizar a casi nadie.
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