Las grúas de Astilleros Gijón vigilan, desde una altivez decadente, los pisos de lujo que las rodean, el mar Cantábrico en el que tantos barcos recién armados se han botado y, justo enfrente, una moderna comisaría de policía. Éste ha sido el marco de algunas de las principales movilizaciones sindicales de los últimos años.
Sus dirigentes, y secretarios generales de la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI) de Asturias durante los últimos treinta años de democracia, Cándido González Carnero y Juan Manuel Martínez Morala, están ahora en prisión. Se les acusa de haber explosionado la caja de conexiones de una cámara de tráfico que enfocaba el interior del astillero durante una de las movilizaciones de 2005.
La denuncia parte de un informe de daños que un funcionario del Ayuntamiento de Gijón (PSOE-IU) presentó en la comisaría siguiendo los trámites protocolarios para el cobro del seguro, con la novedad de que era la primera vez que el Ayuntamiento denuncia los desperfectos ocasionados durante las movilizaciones laborales. La policía determina que los autores de los destrozos (la quema de un coche y la explosión de una cámara de tráfico) son Carnero y Morala. Se les absuelve del primero de los delitos en un primer juicio que la fiscalía recurre ante el Tribunal Constitucional y del que siguen pendientes. Sin embargo, la Audiencia provincial ratifica el fallo del magistrado titular del juzgado de lo penal número 1 de Gijón, Lino Rubio, quien les condenó a tres años de prisión, inhabilitación del derecho de sufragio pasivo, multa de 2.170 euros a cada uno y una indemnización de 5.625 euros al Ayuntamiento de Gijón.
Los sindicalistas denunciaron irregularidades en el proceso judicial: la no admisión como prueba de un vídeo policial en el que se recoge el momento de la rotura de la cámara y en el que se ve cómo los autores llevaban monos de trabajo, según declaró la policía, mientras Carnero y Morala visten ropa de calle. Sin embargo, la actuación más polémica por parte del juez fue la aplicación de una ley creada para combatir la kale borroka y que, según el consejero de Justicia del Principado de Asturias, Francisco Javier García Valledor (IU), “no la distingue de las movilizaciones en defensa de los puestos de trabajo”. “Es hipócrita lo que ocurre hoy, pues con el Código Penal actual, después de las movilizaciones del naval de los años ‘80 y ‘90, media Asturias estaría en la cárcel”, añadió.
Concentraciones periódicas
Desde que tuvo lugar la sentencia de prisión por el juzgado de lo penal, las concentraciones en protesta por la condena se repitieron de forma periódica hasta el sábado 16 de junio. Esa tarde en la plaza del Ayuntamiento, coincidiendo con la constitución del nuevo equipo de Gobierno, medio millar de personas gritaban “Todos somos Cándido y Morala” mientras los sindicalistas recibían abrazos y palabras de apoyo. La manifestación era vigilada por numerosos policías antidisturbios y nacionales.
Apenas una hora después, Cándido era detenido cuando caminaba en dirección a su casa, junto a su mujer y un compañero del sindicato. La misma escena se repetía a pocos kilómetros, donde detenían el coche en el que Morala viajaba con su familia. Tras algo más de media hora en comisaría, en la calle ya se había congregado medio centenar de familiares y amigos, eran trasladados a la cárcel de Villabona mientras sus allegados les despedían al grito de “Libertad, libertad”. El ambiente era tenso y cuando algunos intentaron acercarse a los coches que trasladaban a los sindicalistas, los antidisturbios cargaron contra ellos.
Las reacciones políticas no se hicieron esperar. Como pasó en su momento con los trabajadores de Naval Gijón, todos los sectores dicen dar su apoyo. El consejero de Justicia del Principado de Asturias, García Valledor, visitó pocos días después a Carnero y Morala en prisión y encabezó una campaña de adhesiones de personalidades asturianas a favor del indulto. Una petición de indulto que ya ha solicitado al Ministerio de Justicia y a la que se han sumado muchas otras, propuestas o apoyadas por numerosos organismos públicos, como la Delegación de Gobierno del Principado de Asturias, el Ayuntamiento de Gijón, los principales partidos políticos (PP, PSOE e IU), todos los sindicatos (CSI, CCOO, UGT, CGT, CSI, SUATEA y STE) y decenas de organizaciones sociales. Incluso la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Asturias estudia su apoyo.
Apenas una hora después, Cándido era detenido cuando caminaba en dirección a su casa, junto a su mujer y un compañero del sindicato. La misma escena se repetía a pocos kilómetros, donde detenían el coche en el que Morala viajaba con su familia. Tras algo más de media hora en comisaría, en la calle ya se había congregado medio centenar de familiares y amigos, eran trasladados a la cárcel de Villabona mientras sus allegados les despedían al grito de “Libertad, libertad”. El ambiente era tenso y cuando algunos intentaron acercarse a los coches que trasladaban a los sindicalistas, los antidisturbios cargaron contra ellos.
Las reacciones políticas no se hicieron esperar. Como pasó en su momento con los trabajadores de Naval Gijón, todos los sectores dicen dar su apoyo. El consejero de Justicia del Principado de Asturias, García Valledor, visitó pocos días después a Carnero y Morala en prisión y encabezó una campaña de adhesiones de personalidades asturianas a favor del indulto. Una petición de indulto que ya ha solicitado al Ministerio de Justicia y a la que se han sumado muchas otras, propuestas o apoyadas por numerosos organismos públicos, como la Delegación de Gobierno del Principado de Asturias, el Ayuntamiento de Gijón, los principales partidos políticos (PP, PSOE e IU), todos los sindicatos (CSI, CCOO, UGT, CGT, CSI, SUATEA y STE) y decenas de organizaciones sociales. Incluso la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Asturias estudia su apoyo.
Criminalizar la protesta
Los sindicalistas Carnero y Morala han declarado muchas veces que no les importa ir a prisión por defender el trabajo y que se trata de “un eslabón más de la trama política y policial que criminaliza las protestas laborales para cerrar el astillero y construir pisos de lujo”. Por su parte, la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso (PSOE), ha reiterado en numerosas ocasiones que “el Ayuntamiento no denunció a nadie en concreto” y que “lo que hizo la policía fue preguntar al Ayuntamiento si la cámara era de propiedad municipal y cuál era su coste”.
Mientras, los compañeros de los sindicalistas siguen organizando concentraciones de protesta todos los miércoles en la plaza del Ayuntamiento, marchas a la prisión de Villabona (Asturias), recogida de firmas, visten camisetas que piden su libertad, así como otras actividades con el propósito de que no se olvide su situación. Paralelamente, Cándido y Morala han organizado cursos de soldador y ajustador en la prisión mientras los trabajadores de Naval Gijón siguen construyendo los dos barcos que tienen contratados y cuyo fin se prevé para marzo de 2008.
Mientras, los compañeros de los sindicalistas siguen organizando concentraciones de protesta todos los miércoles en la plaza del Ayuntamiento, marchas a la prisión de Villabona (Asturias), recogida de firmas, visten camisetas que piden su libertad, así como otras actividades con el propósito de que no se olvide su situación. Paralelamente, Cándido y Morala han organizado cursos de soldador y ajustador en la prisión mientras los trabajadores de Naval Gijón siguen construyendo los dos barcos que tienen contratados y cuyo fin se prevé para marzo de 2008.
La inspiración de Fernando León
Precisamente, fue la combativa defensa del trabajo de los eventuales el detonante que llevó a Fernando León de Aranoa a documentarse en Gijón para su película Los lunes al sol. “Vi en los informativos imágenes de las movilizaciones y pensé: ¿En qué profesión los que tienen un trabajo fijo defienden el de los compañeros con esa tenacidad? En el mío no”. Allí fue donde según el director de Los lunes al sol encontró su espíritu de lucha y donde conoció a Cándido y Morala. “Tienen una concepción del trabajo que va mucho más allá del empleo. Se trata de la riqueza de una zona, de un bien común que cuidar para las generaciones futuras. En aquellas asambleas escuché cosas increíbles. Algunas pasaron a formar parte de los diálogos de la película de forma casi idéntica. Había una forma de ética que me pilló por sorpresa”. Cuando se le pregunta por la condena de los tres años de prisión para los sindicalistas contesta: “Cuando estás en primera línea, cuando eres de los más valientes, también terminas pagándolo”.
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